Entendiendo que a partir de la promulgación de la nueva constitución de 1991, que regula el nuevo pacto social y con él, una nueva visión de la educación como una educación para la divergencia, que nos conduce por el camino de la tolerancia, la autonomía, participación, el reconocimiento de la existencia y la presencia del otro, como requerimientos mínimos para la consecución del nuevo ciudadano para el tercer milenio, nace la Ley General de la Educación o Ley 115, como pacto social educativo y con ella sus decretos reglamentarios y la convocatoria de la constitución permanente, amplia, reflexiva e investigativa de los P.E.I., como muestra fehaciente de que la educación, a pesar de regirse por unas pautas generales establecidas, debe satisfacer las necesidades locales en busca de la formación integral de los estudiantes, sin desconocer sus tradiciones, su historia, pero con una visión de ciudadano que responda a las expectativas de la nueva Colombia.
Esta institución se basa en una filosofía educativa que resalta el valor de la vida y la existencia del ser humano como factor prioritario y conductor de la educación de las nuevas generaciones.
Se cree y se orienta a la comunidad educativa para que conciba el desarrollo integral del ser humano, para que vivencie en toda su intensidad sus dimensiones cognoscitivas, afectivas y psicomotrices como un claro ejercicio de la libertad puesta al servicio de sus congéneres en un marco ético y axiológico de respeto, tolerancia y amor.
Se concibe al ser humano como un ser único, integrado, con expresiones espirituales, sociales, culturales, filosóficas, científicas, éticas y estéticas que lo hacen colectivo y persona. Aunque sea ser único e irrepetible, su desarrollo y existencia se hace en sociedad de la cual depende y por la cual asegura su supervivencia. La educación, entonces, se encamina al desarrollo integral con mecanismos, métodos y medios que facilitan el crecimiento individual y colectivo de quienes participan día a día de las actividades curriculares y extracurriculares programadas en sus ambientes propios o extensivos de la sociedad.
Los directivos y docentes, como seres humanos, también, participan del desarrollo y crecimiento permanente como persona a la vez que son responsables del crecimiento armónico y equilibrado de sus estudiantes en unión corresponsable con las familias y la sociedad.
Se concibe, entonces, la educación como el sistema creado por el ser humano para hacer de ellos mismos, seres respetuosos, responsables, justos, tolerantes, competentes y solidarios para conducir las personas, las familias, la sociedad y los pueblos hacia un constante desarrollo sostenido y progresivo.